viernes, 8 de mayo de 2020

La Adaptación de los Exámenes de Geografía, Historia de España e Historia del Arte para la Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad


El pasado día siete de mayo se publicaron en la página del Distrito Único Andaluz la Estructura de la PEvAU adaptada a la situación académica producida por el Covid-19.  No se trata de un documento, sino de una relación de las distintas materias que componen la PEvAU de las que se muestra la estructura del examen y un ejemplo del mismo, como se puede comprobar en el siguiente enlace:


Dedicamos esta entrada a la interpretación y comentario de las pruebas de Geografía, Historia e Historia del Arte. Por reiterativo que pueda parecer, creemos que el mejor método expositivo consiste en recordar, materia por materia, como era la prueba en el pasado curso (y se esperaba que iba a ser en este) para relatar después las modificaciones que ha sufrido.

Con estos cambios en el modelo de examen lo que se persigue es hacerlos más sencillos para compensar el hecho de que los estudiantes habrán tenido que pasar todo o buena parte de la recta final del curso en confinamiento, y con condiciones muy desiguales de acceso a la docencia online.

El proceso de adaptación queda resumido así: En ediciones anteriores, en un examen estándar, los alumnos habrían tenido que elegir entre la opción «A» y la opción «B», con apartados de diverso tipo correspondientes cada una de ellos a otros varios bloques temáticos. Este año, en cambio, el examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger de sus apartados lo que considere más oportuno. Con ello se pretende que un alumno, sabiéndose solo la mitad del temario, pueda salir airoso del examen o incluso obtener la máxima calificación.

Antes de un análisis y comentario pormenorizado por materias, conviene indicar que estas informaciones tienen exclusivamente carácter ilustrativo, y que no originarán derechos ni expectativas de derechos. Sobre la información que estas estructuras y ejemplos aportan hemos añadido algunas previsiones, pero son eso, previsiones, no certezas. En palabras de Michael Chichton «No podemos evaluar el futuro, ni podemos predecirlo. Estos son eufemismos. Solo podemos hacer suposiciones. Una suposición bien fundada sigue siendo solo una suposición.»

Añadimos también que esta entrada no se puede considerar como definitiva, pues podría modificarse si aparecieran nuevas informaciones sobre el asunto en cuestión. De hecho, hemos tenido que introducir algunas enmiendas.
GEOGRAFÍA

Respecto a la estructura de la prueba el modelo aprobado en el 2017 introducía leves cambios en un diseño antediluviano que se remonta a antes de ese 2001 en el que la Junta comenzó a recopilar exámenes.

El examen constaba de tres partes: 

-  Seis conceptos básicos para su definición de los cuales dos tienen el carácter de pregunta semiabierta.  Esta sección se puntuaba hasta tres puntos, medio punto por cada concepto. 

-   Análisis y comentario de mapas, gráficos, cuadros estadísticos o textos, mediante la respuesta a tres preguntas. Este es el llamado Ejercicio Práctico. Era la sección principal, pues se valoraba hasta cuatro puntos.

-   Desarrollo de un tema propuesto. Esta sección podía alcanzar hasta tres puntos en la valoración.

Como las demás asignaturas, la prueba presentaba dos opciones (A y B), de las cuales únicamente el alumno podía desarrollar una, no pudiendo mezclar, en ningún caso, preguntas de ambas opciones.

Desde sus inicios, se mantuvo el hábito de alternar la geografía física con la geografía humana (humana y económica realmente), de tal forma que si en una opción figuraba un ejercicio práctico de Geografía Física, el tema versará sobre la Geografía Humana. Y viceversa: si el ejercicio práctico se escogía del repertorio de geografía humana, el tema desarrollará un apartado de geografía física.

Los conceptos se repartían por igual entre la Geografía Física y la Humana, independientemente de lo que decida para las otras dos partes.

A partir del curso 2018-2019 el mapa o gráfico pasó a reproducirse a gran tamaño ocupando todo el reverso del examen. De esta forma las dos opciones ocupan dos folios independientes, extendiéndose cada una por las dos caras del documento.

Para las pruebas de 2020, esta estructura se mantiene -estamos hablado de un modelo de examen imperecedero- con escasos, pero trascendentales cambios: el examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger las preguntas o temas que considere más oportuno. Lamentablemente, y como el ejemplo de examen demuestra, se prescinde de la división de contenidos entre las dos opciones.

El examen remodelado consta ahora de cuatro partes, pues la sección de vocabulario se divide ahora entre los conceptos por definición y conceptos por referencia.

-        Glosario (significados geográficos): Ocho (y no seis) conceptos básicos para su definición de los cuales dos, de los que el alumno debe responder, a su elección, solamente cuatro.  Esta sección se puntúa hasta dos puntos, medio punto por cada concepto.

-        Glosario (significados de expresiones): En vez de dos, cuatro conceptos por referencias de los que el alumno debe responder, a su elección, solamente dos.  Esta sección se puntúa hasta un punto, medio punto por cada concepto.

-        Ejercicio de desarrollo. En este apartado se plantean dos ejercicios de análisis y comentario de mapas, gráficos, cuadros estadísticos o textos, mediante la respuesta a tres preguntas, de los cuales el alumno escogerá y desarrollará uno. Sigue siendo la sección principal, pues se valora hasta cuatro puntos.

-      Desarrollo de temas. Se proponen dos temas de los que el alumno escogerá y desarrollará uno. Esta sección puede alcanzar hasta tres puntos en la valoración.

El apartado de los temas ocupa una hoja aparte y el los dos mapas o gráficos reproducidos otra más. De tal forma que la prueba se extenderá a lo largo de tres carillas de folio. Los mapas o gráficos se reparten el espacio de uno de ellos.

En el modelo de examen que se añade como ejemplo los llamados ejercicios de desarrollo proceden de la parte de geografía física y los dos temas de la parte de humana y económica. No se respeta por tanto la división antigua en opciones.

Es más. Se establece que el Bloque C (Ejercicios de desarrollo) y el Bloque D (Desarrollo de temas) se distribuirán respectivamente entre contenidos de Geografía Física (temas 2 a 5) y de Geografía Humana (temas 6-8 y temas 9-12), como en el caso del examen publicado o, al contrario, Bloque C de Geografía Humana y Bloque D de Geografía Física. Esto es, que el examen presentará o bien dos ejercicios de desarrollo de Geografía Física y dos temas de Geografía Humana, o bien dos ejercicios de desarrollo de Geografía Humana y dos temas de Física, pero que en ningún caso alternarán en un mismo examen un ejercicio de Física y un tema de Humana o viceversa.

Obviamente este modelo de examen no sólo no beneficia al alumno sino que lo perjudica. Nuestros escolares consiguen una pequeña ventaja en el vocabulario, pero las otras dos partes siguen iguales que en cursos anteriores con la diferencia de que es la ponencia la que decide sus contenidos con entera libertad.

 Ante la imposibilidad de prepararse el 75% del temario e idéntico porcentaje de ejercicios 
prácticos, el alumno tendrá que realizar una selección de contenidos que incluya cuando menos siete temas. Si repasa los contenidos de una de las antiguas opciones podrá aprobar sin mucha dificultad, pero en el caso de que busque conseguir una buena nota, sus posibilidades de conseguirla disminuyen de forma drástica.

Entre las propuestas que se barajaban para este examen, y que hemos comentado en una entrada anterior, se planteaban no dos, sino cuatro temas para la elección del alumno. En el examen de Historia de España se ha seguido esta orientación, pero no ha sido el caso de la prueba de Geografía, cuya futuro se contempla ahora plagada de incertidumbres.

HISTORIA DE ESPAÑA
Respecto a la estructura de la prueba, el modelo aprobado en el 2017 consistía en desarrollar un tema y responder a tres cuestiones. Cada cuestión tenía dos apartados: una pregunta corta (se responde con una o dos palabras) y otra de mediana extensión (su respuesta ocuparía entre cinco y diez líneas). Por tanto, más que tres cuestiones, habría más bien tres pares de cuestiones, o seis preguntas, según como se quiera contarlas.

Cada pregunta «a» se relacionaba necesariamente con la pregunta «b» que le sigue. Esto es, ambas se referirían a un mismo reinado, dinastía, época o proceso histórico…

La prueba se valoraba de 0 a 10 puntos, reservándose el tema que se plantea entre 0 y 5’5 puntos, y cada una de las cuestiones, con sus correspondientes apartados, entre 0 y 1’5 puntos (Medio punto cada pregunta corta y un punto la de mediana extensión). Por tanto el valor total de las preguntas llegaba al 4’5 como máximo.

 La prueba constaba de dos opciones que son idénticas en su estructura. El alumno elegía una de ellas, desarrollaba el tema y respondía a las cuestiones que se le planteaban

 La opción «A» desarrollaba el siglo XIX, escogiéndose seis temas de esa centuria. Las preguntas se escogían de las unidades de Edad Media, Edad Moderna (Reyes Católicos y dinastía de los Austrias) y la Dictadura de Primo de Rivera.

 La opción «B» se consagraba al siglo XX, escogiéndose los temas de esa centuria. Las preguntas se escogían de las unidades de Edad Moderna (La dinastía borbónica en el siglo XIX) y de las del siglo XIX.

Para las pruebas de 2020, esta estructura se mantiene con escasos, pero trascendentales cambios: el examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger las preguntas o temas que considere más oportuno. Aunque no se mencione expresamente, tal y como se comprueba en el modelo de examen se siguen manteniendo la división de contenidos entre las dos opciones, de tal forma que el alumno podrá seguir preparándose el temario de acuerdo con esa división.

En el examen se plantearán no dos, sino cuatro temas, de los que se deberá responder uno, a la elección de alumno. Según se observa en el ejemplo se han escogido dos temas de siglo XIX y dos temas del siglo XX.

Respecto a las preguntas, se plantean tres pares de preguntas, de las que se deberá responder tres, a la elección de alumno. Según se observa en el ejemplo se han escogido tres parejas de cuestiones de siglo XIX y otras tres del siglo XX. Como están dispuestas en orden cronológico, la tercera correspondiente a la extinta opción «A» (sobre Primo de Rivera) está situada en el último lugar.
Se mantiene la estructura de pregunta corta seguida de pregunta larga. No se especifica cómo se reparte el punto y medio con el que se valora, pero suponemos que la primera se estimará en el medio punto y la segunda con un punto, como se realizaba anteriormente.

Es de esperar que, como en cursos anteriores, dos preguntas se escojan del repertorio de exámenes anteriores, otras dos también tendrán esta procedencia pero se les modificará el enunciado y otras dos resultarán enteramente nuevas. En el caso de la desaparecida opción «A» tanto las cuestiones modificadas como las nuevas provendrían de la Edad Media o de la Edad Moderna (Reyes Católicos y Austrias).

Las preguntas modificadas y nuevas se repartirán (o mejor dicho si se recurre a ellas deberán repartirse) entre las dos opciones, aunque estas ya no existan propiamente.

Esta disposición facilita enormemente la preparación de la asignatura:

En primer lugar, el alumno no necesitará prepararse los seis temas de cada opción, pues se ofrecen dos para elegir. Dentro de la más estricta prudencia, podrá eliminar un tema de la tanda que necesita estudiar.

En segundo lugar, el alumno que se haya preparado la antigua opción «A» podrá responder, sin mucho problema dos de la tres preguntas de la extinta opción «B» (las del siglo XIX). La restante (la de los Borbones del siglo XVIII) ofrece pocas variaciones un año tras otro y no ofrece mucha dificultad.

Por tanto, bien porque le resulten difíciles las cuestiones modificadas o nuevas de su opción o porque, sencillamente, le resulten más sencillas el repertorio de la parte contraria, con esta nueva disposición dispone no sólo de más posibilidades de superar la prueba (y con nota si desea) sino que su preparación va a resultar menos ardua que en años anteriores.

Los alumnos que se hayan ido preparando la antigua opción «B» reducen en las preguntas su ventaja a poder aprovechar la pregunta sobre la Dictadura de Primo de Rivera.

En el temario, en cambio, y si se interpreta la descripción de la estructura al pie de la letra, para la
antigua opción «B», uno de los temas habría de ser escogido de la siguiente terna:

  -La dictadura de Primo de Rivera y la caída de la monarquía (1923-1931).
  -La Segunda República (1931-1936).
  -La Guerra civil (1936-1939)

Y su compañero de la siguiente:

   -La creación del Estado Franquista. Fundamentos ideológicos y apoyos sociales
   - La transición democrática (1975-1978).
   -  Los gobiernos democráticos (1979-2015). 

Esta observación debe ser tenida en cuenta con suma prudencia, pues para aplicarse, la Ponencia tendría serias dificultades para poder componer los exámenes. Además el alumno debe ir preparado para poder optar con la mayor libertad posible. Nuestra recomendación es que, en el peor de los casos, se presente a la prueba con, al menos, cuatro temas bien estudiados.

Post Scriptum:

A las aclaraciones sobre este examen publicadas por la Ponencia les hemos dedicado la siguiente entrada:


HISTORIA DEL ARTE
Respecto a la estructura de la prueba, el modelo aprobado en el 2017 consistía en un examen con dos opciones («A» y «B»). Cada opción constaba de dos preguntas abiertas y dos semiabiertas, estas últimas con cuatro cuestiones cada una. Cada pregunta abierta se calificaba con un máximo de tres puntos y cada pregunta semiabierta con un máximo de dos puntos, a razón de medio punto por cada una de las cuestiones planteadas.

 En las llamadas preguntas abiertas se pedía al alumno que desarrollara un apartado de un tema; era pues una pregunta teórica. En las semiabiertas tenía que responder a cuatro cuestiones sobre la imagen de una obra de arte que se adjuntaba. Se trataba, por tanto, de una pregunta práctica, heredera del antiguo comentario, aunque en esta versión el alumno debía ser mucho más escueto, pues las respuestas se reducían a una palabra o a cuatro o cinco a lo sumo. Por tanto, el alumno escogía la opción que más le convenía y después estaba obligado a desarrollar dos preguntas de temas y dos tandas de cuatro preguntas cortas cada una sobre las dos imágenes de obras de arte que se reproducían.

 Cada opción acotaba una parte del temario, de tal forma que las preguntas teóricas y las prácticas se correspondían con el sector escogido. Así, la opción «A» comprendía el arte griego, el romano, el paleocristiano-bizantino, el hispano-musulmán, el románico, el gótico, el renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico y Goya. Por su parte, la opción «B» englobaba el románico, el gótico, el renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico, Goya, el arte del siglo XIX (Romanticismo, historicismo, impresionismo y postimpresionismo), el arte de la primera mitad del siglo XX y el arte de la segunda mitad del siglo XX.

 Para las pruebas de 2020, la estructura de cuatro preguntas teóricas y cuatro imágenes con cuestionario se mantiene, pero el examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger las preguntas de desarrollo y las preguntas de cuestiones que considere más oportuno, siempre que redacte dos de las primeras y dos de la segunda. Según se observa en el examen de ejemplo la división de contenidos entre las dos opciones ha desaparecido por completo.

 Se ha conservado la antigua maquetación que divide el examen en cuatro viñetas, colocando las preguntas de desarrollo debajo de la imagen y de la pregunta de cuestiones. Como indican en el ejemplo (pero no en la estructura) este diseño puede inducir a error, porque parece que si escoges tal obra de arte tienes que desarrollar la pregunta teórica que figura en la misma celda o viñeta. 

Como se advierte en las instrucciones, la elección de las dos preguntas de cuestiones (A, B, C o D) no están vinculadas a la elección de las preguntas de desarrollo elegidas (1, 2, 3 o 4) y viceversa.

 Esta disposición facilita, una vez más, enormemente la preparación de la asignatura:

 El alumno podrá prepararse cualquiera de las dos mitades del temario (u opciones) e incluso puede limitarse a la parte que comparten ambas alternativas (románico, el gótico, el renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico, Goya). Si bien, esta se trata de una solución que nosotros no aconsejaríamos. En cualquier caso, otorga mucha seguridad al alumno el disponer de más posibilidades en el que caso de que no reconozca una imagen o se le complique alguna de las preguntas teóricas.
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La ilustración procede de un anuncio de los Jeeps Willys   publicado en la revista  Look en mayo de 1943.  El artista es James Sessions (que firma a la izquierda), quien se encargó de la publicidad de estos vehículos con ilustraciones similares a las que reseñamos. El título del anuncio, o más bien de la serie de anuncios es The Sun Never Sets On  The Mighty “Jeep”.

Esta imagen procede de la cuenta de flickr del canadiense Leifpeng / Leif Peng, si bien la hemos modificado levemente. A continuación se incluyen enlaces hacia este álbum y hacia la imagen en cuestión:



Propiedad de la imagen: Leifpeng / Leif Peng.











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