viernes, 24 de junio de 2016

Comentario de los documentos del examen de Historia de España de Junio de 2016




Espartero presentando a la reina de España las Cortes
[Espartero introducing the Queen of Spain to the Cortes]
 (Litografía del «The Illustrated London News»).

COMENTARIO DE LOS DOCUMENTOS DEL EXAMEN DE HISTORIA DE ESPAÑA DE JUNIO DE 2016
De acuerdo con el diseño de los exámenes de historia de la selectividad andaluza, cada tema viene acompañado de dos documentos, uno de los cuales será siempre un texto (ya sea histórico o historiográfico); el otro puede ser de cualquier tipo (un mapa, un gráfico, una imagen e incluso otro texto). De forma excepcional un documento puede incluir dos textos o dos fotografías, por lo que entonces serían realmente tres documentos. Hasta el presente examen esto sólo había sucedido en el tema de la guerra civil. Lógicamente en el documento doble cada una de los textos o fotografías representan a uno de los dos bandos y se espera entonces que el alumno resalte las diferencias, por no decir contrastes entre las ideologías de ambos bandos.

El alumnado deberá desarrollar el tema y además identificará y relacionar cada uno de los documentos con el tema y su contexto histórico.
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El desarrollo del tema será valorado entre 0 y 7 puntos. La identificación y correcta relación con los acontecimientos de los documentos se valorará de 0 a tres puntos, suponiendo, por tanto, que cada documento puede ser valorado hasta un punto y medio.

Las directrices de la asignatura no aclaran si el alumno debe integrar el análisis de los documentos en la redacción del tema o bien debe desarrollarlos por separado, tras haber redactado el tema.

En el examen de Historia de España de Junio de 2016 los temas escogidos fueron la Revolución Liberal en el reinado de Isabel II para la opción «A» y La sublevación militar y Guerra Civil (1936 – 1939) para la opción «B».

Los documentos escogidos para la opción «A» fueron el texto de la Renuncia de la Regente María Cristina y los retratos de los generales Baldomero Espartero y Ramón María Narváez. En la opción «B» el manifiesto del General Franco fechado el 17 de julio de 1936 venía escoltado por la reproducción de dos carteles propagandístico de la Guerra Civil, obviamente uno publicado por el llamado bando `republicano y otro por el conocido como bando nacional. Como ya explicaremos con más detalle, esto no es del todo cierto, pues el atribuido a los sublevados es posterior al fin del conflicto.

Por tanto, los documentos adjuntos no son cuatro, sino seis. Se trata pues de un examen absolutamente anómalo en el diseño de sus opciones. Pero la selección de textos e imágenes revela nuevas disonancias: si bien el Manifiesto del General Franco acumula tres apariciones en propuestas (no en exámenes titulares), la renuncia de María Cristina y el retrato de Narváez sólo cuentan con un único precedente (en exámenes de reserva, no en titulares). La efigie de Espartero y los carteles registran aquí su primera manifestación.

No parece muy justificable el que en el tramo final de la selectividad se apueste por una estructura rupturista y se aporte material inédito o con una presencia escuálida en exámenes anteriores. Evidentemente, la relación de estos documentos con los temas también carece de precedentes. Recordemos que las propuestas de 2015 sólo contenían un documento inédito e incluía la repetición literal de algunas pruebas. Por todo esto apostar en el 2016 por lo ya aparecido, teniendo en cuenta además el ocaso del actual modelo de pruebas, parecía una opción segura, casi una garantía.

En casos como es éste, la ponencia de la asignatura insiste en que el alumno debe estar lo suficientemente bien preparado para esperar éstas y otras eventualidades y que la reiteración de documentos en exámenes anteriores no garantiza nada, mucho menos la creencia de que tal o cual tema (y sus correspondientes documentos) tienen garantizada su elección.

A esto respondemos, que si bien algunos alumnos (y sus profesores y preparadores) confían en exceso en estadísticas e intuiciones, llegando a extremos propios de la superstición, el estudio de exámenes anteriores y la recopilación de los documentos que han aparecido no es que nos parezca el mejor método para preparar la asignatura, es que estamos seguros de que es el único. Cuando hemos conseguido que el alumno aprecie la asignatura (y de paso la Historia de España) es precisamente a base de la preparación paciente de temas y documentos, no por otro camino. Si existen medios superiores de alcanzar la excelencia en la asignatura, entonces sí que nos parece caer en lo irracional.

Volviendo a los exámenes la reproducción de las ilustraciones ha sido en blanco negro y con un nivel de resolución a la altura de la brocha gorda. En el Vélez, los vocales que vigilaban el examen han tenido la deferencia de leer los rótulos del segundo cartel a los alumnos, porque de otra forma no se habrían enterado de nada. ¿Si las imágenes se consideran documentos históricos, porque no se reproducen con entera fidelidad? ¿Para qué hacer figurar los retratos de los generales, si lo que se espera es que el examinando relate sus biografías en vez de analizar los óleos? Si la propaganda es un medio fiable para analizar una época… ¿Entonces por qué se ha escogido un cartel del primer franquismo como muestra de la guerra civil? Si algo ha confirmado este examen, es que el uso de las ilustraciones en los exámenes andaluces de esta asignatura ha estado marcado desde sus orígenes por un corta y pega del libro de vicens-vices marcado por la falta de criterio, la chapuza y el maniqueísmo.

A todo esto, en la última (y precipitada reunión) de la Ponencia se aseguró que no aparecerían imágenes en las pruebas o cuando menos, que no se recurría a cuadros y a ilustraciones cuyo valor resultase más decorativo que documental. Igual es que esta advertencia se realizó sólo en la convocatoria sevillana o que se trató de una demostración más de que las Ponencias ni controlan ni se responsabilizan de la elaboración de propuestas.

Ante este panorama, los resultados de los alumnos del Vélez pueden calificarse como positivos, con un setenta y tres por ciento de aprobados en los resultados provisionales. En el resto de los institutos ecijanos que formaban parte de nuestro tribunal han alternado las notas excelentes con los suspensos. El número de sobresalientes tanto en nuestro Centro como en el resto de los de la ciudad ha sido sorprendentemente elevado, premiando a veces a alumnos que no han caracterizado precisamente por estudiar la asignatura con aprovechamiento. Pero ni nosotros ni la Ponencia ni nadie puede hacer nada contra los caprichos de los correctores.

Pasando ya a la reproducción, análisis y comentario de los documentos en cuestión, habrá que confesar que lo de «análisis y comentario» les viene largo y que más bien son reseñas que otra cosa. Creemos que en la redacción del tema se consume más de una hora y que en el análisis de los documentos la brevedad se impone como única solución. Por lo demás, en el ejercicio no se pide un comentario de los mismos, sino su análisis y justificación de la relación de estos materiales con el tema. Recordemos que la exposición del tema se valora de cero a siete puntos y los documentos de cero a tres.

Nuestra intención no es la de proponer un aprendizaje memorístico de estos documentos, sino procurar que el alumno los conozca y sepa, más o menos, por donde debe encarrilar el análisis de estos documentos en el caso de que aparezcan. Evidentemente tendrá que resumir, aún más, los contenidos que aquí se proponen. Por lo demás, hemos optado por una descripción básica, que no aporta novedades ni se pierde en erudiciones inútiles.

La recomendación que hacemos a nuestros alumnos es que inserten el análisis en la exposición del tema y que lo indiquen en la introducción del mismo. De esta forma se gana tiempo al mezclar los contenidos del tema con los de los documentos. Lamentablemente, esta solución requiere cierta habilidad, por lo que siempre queda el método tradicional que consiste en dejar los textos para el final y analizarlo como entes autónomos.

Finalmente nos queda indicar algo del todo impredecible: el juicio del corrector. A saber cómo valora los documentos, cuál interpretación les concede o como los vincula con el tema. A este respecto sólo podemos indicar que los alumnos que han seguido nuestras indicaciones han obtenido buenas calificaciones.
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Tema 3: Revolución liberal en el reinado de Isabel II. Carlismo y guerra civil. Construcción y evolución del Estado liberal.

Documento 1:

«A las Cortes. El actual estado de la nación y el delicado en que mí salud se encuentra me han hecho decidir a renunciar la Regencia del reino, que durante la menor edad de mi excelsa Hija Doña Isabel II me fue conferida por las Cortes constituyentes de la nación reunidas en 1836, a pesar de que mis Consejeros, con la honradez y patriotismo que les distingue, me han rogado encarecidamente continuara en ella, cuando menos hasta la reunión de las próximas Cortes, por creerlo así conveniente al país y a la causa pública; pero no pudiendo acceder a algunas de las exigencias de los pueblos, que mis Consejeros mismos creen deber ser consultadas para calmar los ánimos y terminar la actual situación, me es absolutamente imposible continuar desempeñándola, y creo obrar como exige el interés de la nación renunciando a ella. Espero que las Cortes nombraran personas para tan alto y elevado encargo, que contribuyan a hacer tan feliz esta nación como merece por sus virtudes. A la misma dejo encomendadas mis augustas Hijas, y los Ministros que deben, conforme al espíritu de la Constitución, gobernar el reino hasta que se reúnan, me tienen dadas sobradas pruebas de lealtad para no confiarles con el mayor gusto depósito tan sagrado. Para que produzca, pues, los efectos correspondientes, firmo este documento autógrafo de la renuncia, que en presencia de las autoridades y corporaciones de esta ciudad, entrego al Presidente de mi Consejo para que lo presente a su tiempo a las Cortes. María Cristina.»

Renuncia de la Regente María Cristina, Valencia 12 de octubre de 1840.

Documento 2:

Reproducciones de sendos retratos del general Baldomero Espartero y del general Ramón María Narváez. El segundo aparece de forma fragmentaria.


El retrato de Espartero tiene como autor a José María Casado del Alisal y fue pintado en 1872 para el Congreso de los Diputados donde se conserva. Se trata de un óleo sobre lienzo cuyas medidas son 130 x 96 cm. En los inventarios figura como «Retrato de Joaquín Baldomero Fernández Álvarez», debiendo advertir que existen múltiples versiones sobre los nombres y apellidos del Conde de Luchana sin que sepamos cuál es la correcta.  En el marco del cuadro (que no reproducimos) figura la siguiente inscripción: Sermo [Serenísimo] Señor D. Baldomero Espartero Príncipe de Vergara. 1854.

El cuadro retrata al general en su ancianidad (contaba ya con 79 años) cuando llevaba ya decenios de retiro en Logroño. Con todo, la Revolución de 1868 aumentó su ya mítica popularidad, siendo propuesto como rey tanto por el gobierno como por las masas. De todas formas el General no aceptó la corona ni quiso intervenir de ninguna forma en la actividad política.  Amadeo de Saboya premió esta actitud prudente con la Concesión del título de Príncipe de Vergara, distinción de carácter vitalicio. Fuera del heredero de la corona sólo ha habido otro Príncipe y fue Manuel Godoy.

El cuadro debe relacionarse, a no dudar, con la concesión del principado. De todas formas el general figura en la Colección del Congreso por haber sido Regente entre 1840 y 1843 y Presidente del Congreso en varias ocasiones (1837, 1840-41 y 1854). La fecha que figura en el marco (1854) debe aludir a la última vez que ejerció la presidencia.


El retrato de Narváez es la última obra de Vicente López Portaña, que se dice pronto. El pintor realizó dos versiones de este cuadro, la primera para el Palacio Real de Madrid y la segunda, considerada como réplica, que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Como no ingresó en esta institución hasta 1965, debemos suponer que fue realizado para el propio Narváez. Pese a ser considerada como una réplica, la versión valenciana es mucho más conocida y reproducida que la madrileña.

Se trata de un óleo sobre lienzo cuyas medidas son 27,7 x 147,5 cm. La firma del pintor se encuentra en el respaldo del sillón. Aparece registrado como «Retrato del capitán general Ramón María de Narváez, primer Duque de Valencia».

El título de Duque de Valencia le fue otorgado por Isabel II el 18 de noviembre de 1845. El retrato se realizó cuatro años más tarde, cuando el modelo contaba con 49 años de edad. Se escogió esta fecha por la promulgación del Decreto de Amnistía general para todos los presos en junio de 1849. En la mesa figura el mencionado decreto firmado por Narváez y rubricado por Isabel II. Narváez ocupaba entonces la Presidencia del Consejo de Ministros. Ya lo había hecho anteriormente y volvería a ocuparla en ocasiones sucesivas, hasta alcanzar las siete presidencias.

Desconocemos porqué el más neoclásico de nuestros pintores escogió para su canto de cisne un fondo de arquitectura gótica como de castillo bávaro.  Menos explicable resulta aún esos raudales de luz que traspasan los ajimeces y que suponemos provienen de un sol naciente a lo Friedrich.

Por otra parte resulta difícil encontrar retratos tan disímiles de dos personajes pertenecientes a una misma generación y que fueron rivales en el gobierno de la nación. El Espadón de Loja aparece en la plenitud de su edad y de su carrera política, mientras que el de la ardiente montura posa entre los mortecinos laureles de la senectud y del exilio a la riojana. Uno juraría que de un momento a otro se pondrá al piano e interpretará «Hurt» a lo Johny Cash. Contraponer un neoclasicismo contagiado de ecos románticos con un realismo de pincelada suelta a lo finisecular sirve para polarizar aún más el díptico.
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Comentario:


En 1840, una vez finalizada la Primera Guerra Carlista, el apoyo decidido de la regente María Cristina a la política de los moderados provocó el enfrentamiento directo de los progresistas que tenían al general Espartero, vencedor de la Guerra, como gran valedor.

El conflicto estalló cuando la Regente apoyó una Ley de Ayuntamientos que otorgaba la Corona más poder. Los progresistas temían que esta legislación disminuyese la influencia que su partido mantenía en las ciudades más importantes. Un amplio movimiento insurreccional se alzó en numerosas zonas del país y María Cristina, antes de dar su apoyo a un gobierno progresista dimitió (Como afirma en su renuncia «no pudiendo acceder a algunas de las exigencias de los pueblos ») y marchó al exilio, dejando a Isabel II, niña entonces de diez años y su hermana Luisa Fernanda de ocho (las «augustas Hijas» del texto) a cargo de Espartero que se transformó en el nuevo regente. Aunque en la renuncia no se señale el nombre del general y se hable de personas nombradas por las Cortes, lo cierto es que el general, que era la única autoridad respetada y con carisma popular, se hizo con el poder de forma inmediata.


Los retratos del general Espartero y de Narváez aluden a que el primero fue la principal figura del partido progresista y el segundo el principal valedor del partido moderado. Espartero ocupó el poder como regente ente 1840 y 1843 y de nuevo en el bienio progresista (1854 – 55) como presidente del Consejo de Ministros. Narváez por su parte, participó en las conspiraciones que adelantaron el fin de la regencia de Espartero y se transformó en el principal apoyo del partido moderado, reprimiendo con prontitud tanto las revueltas como los pronunciamientos militares. Su actuación fue destacadísima en la década moderada (1844 – 1854) y en la crisis final del reinado (1863 – 1868). De hecho se considera que la muerte de Narváez en 1868 aceleró el ocaso de la monarquía isabelina.

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Tema 4: Sublevación militar y Guerra Civil (1936-1939). Dimensión política e internacional del conflicto. Evolución de las dos zonas. Consecuencias de la guerra.

Documento 1:

Manifiesto del General Franco

Españoles: a cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama en su defensa. La situación de España es cada día más crítica, la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas: a tiros de pistolas y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los ciudadanos que alevosa y traidoramente asesinan sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. […]

¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? […]. Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!

Tetuán, 17 de julio de 1936.

Documento 2:
Sobre el epígrafe «Carteles de propaganda durante la Guerra Civil» aparecen dos afiches.



El primero es obra de Arturo Ballester Marco y fue publicado por la CNT – AIT en Valencia en 1936. Las medidas son 160 x 100 cm. y la técnica empleada es la cromolitografía.
Muestra a un miliciano triunfante que blande un fusil con la izquierda mientras con la derecha sujeta la mano de un camarada caído que alza el puño que identifica a los militantes de los partidos de izquierdas. Arriba figuran las siglas «CNT» y abajo «19 JULIO 1936».




El segundo es obra de autor anónimo. Fue editado por el Servicio Nacional de Propaganda que recurrió al impresor Juan Barguño y Cía de Barcelona. Las medidas son 100 x 70 cm y la técnica empleada es la cromolitografía.
Muestra a una cruz compuesta por un uno (travesaño vertical) y la palabra «cruzada» (travesaño horizontal). La cruz proyecta su sombra sobre el mapa de España que se destaca en el orbe terrestre. Abajo figura el siguiente lema «España orientadora espiritual del Mundo».
Aunque esta obra figure en alguna colección como editada durante la Guerra Civil, lo cierto es que fue publicado cuando el conflicto había terminado, bien en 1939 o incluso en 1940 y por tanto debía ser encuadrada en el primer franquismo. Aunque la asimilación de la guerra civil como cruzada surgió en el propio conflicto, siguió desarrollándose durante la dictadura, que además potenció la imagen de España como «reserva espiritual de Occidente». Además las imágenes del mapa de España destacada en la esfera del mundo se encuentran en el cartelismo franquista posterior al 1 de abril de 1939. Principalmente porque no tendría sentido presentar el solar hispánico como ejemplo cuando se encontraba demediado por un conflicto civil.

Comentario:

El texto es un fragmento de un bando militar pronunciado por Franco, según se afirma, en la capital del Protectorado español de Marruecos, Tetuán, el 17 de julio de 1936. Lo cierto es que el general no llegó a esta ciudad hasta el 19 de julio. De hecho el manifiesto es en realidad un mensaje escrito por el general y difundido por Radio Las Palmas y Radio Club Tenerife en la madrugada del 18 de julio, para ser publicado por periódicos canarios a lo largo de ese día. Al situar a Franco en el protectorado en el inicio de la insurrección se daba a entender que el general dirigió el golpe cuando lo cierto es que se incorporó cuando ya estaba en marcha.

La idea principal del fragmento reproducido es la llamada a los españoles patriotas al combate. El bando sugiere que la nación se encuentra en un momento crítico porque en el país reina la anarquía sin que el gobierno haga nada por evitarlo. Concluye con un llamamiento a restaurar el prestigio de España entre las naciones del mundo.

Como puede comprobarse, en el texto encontramos un lenguaje retórico cargado de expresiones grandilocuentes («Santo amor a España», «servicio a la patria» y «paz y justicia»).

Estos argumentos fueron repetidos por el llamado bando nacional a lo largo de todo el conflicto y se emplearon igualmente a lo largo de la dictadura franquista como justificación del régimen. La Segunda República había llevado a España a la anarquía, especialmente el Gobierno del Frente Popular, por lo que el denominado «glorioso alzamiento militar» no había sido una sublevación contra el régimen establecido sino un intento de restaurar el orden y la ley.

Desde esta perspectiva la guerra civil pasó a ser entendida como una «cruzada nacional» o lucha contra el infiel en la que Franco habría desempeñado un papel providencial. Lo cierto es que la motivación religiosa no aparece en ninguno de los bandos pronunciados por los sublevados en los primeros días del conflicto (incluido el que comentamos). Pero la Iglesia Católica se adhirió a los sublevados desde los inicios, porque los partidos católicos apoyaron el golpe (parte de la CEDA, la Falange, el Tradicionalismo o Carlismo), por los conflictos entre Iglesia y Estado durante la II República y por la persecución religiosa (asesinatos de sacerdotes y religiosos y destrucción de templos y patrimonio de la Iglesia) que se desató en las zonas que continuaron leales a la República. El segundo cartel es una muestra elocuente de esta identificación entre religión y el nuevo régimen.  De esta forma la sublevación y la figura del general Franco quedaron legitimadas.

Naturalmente el llamado bando republicano condenó la sublevación y la consideró como una traición y una ruptura del orden constitucional. Con todo, los partidos de la izquierda más extrema vieron el golpe como la ocasión propicia para desencadenar una revolución social que cambiase el sistema de propiedad y la estructura del estado. Este proceso revolucionario fue llevado a adelante, sobre todo, por el anarcosindicalismo, con su central sindical CNT y sus grupos de activistas de la FAI, secundados en parte por el sindicato sindicalista UGT. Así el primer cartel muestra el 19 de Julio como la fecha en que se el pueblo toma las armas. derrota la sublevación (al impedir su triunfo en Madrid y Barcelona) e inicia la revolución.

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La reproducción de cuadro «Retrato de Joaquín Baldomero Fernández Álvarez» de José Casado del Alisal procede de la página web del Congreso:


La reproducción de cuadro «Retrato del capitán general Ramón María de Narváez, primer Duque de Valencia» de Vicente López Portaña procede de la página web del Museo de Bellas Artes de Valencia:


La reproducción del cartel de Arturo Ballester Marco «CNT – 19 JULIO 1936» procede del siguiente álbum de Pinterest.


La reproducción del cartel anónimo «1ª Cruzada - España orientadora espiritual del Mundo» procede de la siguiente página web:


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La ilustración que encabeza esta entrada es una litografía cuyo título es «Espartero presentando a la reina de España a las Cortes» («Espartero introducing the Queen of Spain to the Cortes»). Apareció en el número 27 del hebdomadario británico «The Illustrated London News» publicado el 12 de Noviembre de 1842.

Aunque aparece la firma del grabador no hemos podido identificarlo. Tampoco hemos podido averiguar cuando se produjo esta presentación de la soberana a las Cortes. No nos hemos leído el ejemplar de cabo a rabo, pero a lo que parece, se limita a realizar un desmedido elogio al titán de Granátula (Espartero siempre gozó de mucho predicamento en el Reino Unido) y a publicar una nota sobre el contencioso de Fernando Poo.

La imagen procede de la edición digital del periódico en google books:

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