domingo, 2 de noviembre de 2014

Tema 2: Arte de la Prehistoria.


Charles Robert Knight: Artistas cromañones del sur de Francia (1920);
American Museum of Natural History, Nueva York (Estado de Nueva York, Estados Unidos).

2.    ARTE DE LA PREHISTORIA

Introducción.
1.     Pintura rupestre: las pinturas de las cuevas franco-cantábricas y la pintura de los abrigos levantinos.
2.     Megalitismo: la arquitectura megalítica de la fachada atlántica y la arquitectura ciclópea de las Islas Baleares.
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Introducción.

El arte prehistórico comprende las manifestaciones plásticas realizadas por el Homo sapiens, desde el Paleolítico Superior hasta la Edad de los Metales. Al incluir esta última época, abarca pues también la protohistoria o sea, fase de transición hacia la historia.

Este período anterior a la historia se divide en la Edad de Piedra y en la Edad de los Metales. La Edad de Piedra, que viene a coincidir con la Prehistoria, abarca desde que los seres humanos empezaron a elaborar herramientas de piedra hasta el descubrimiento y uso de metales. O sea desde los 2.600 000 años hasta el 6.000 a. C. La Edad de los Metales, que se identifica con la protohistoria, se extendería desde el 6.000 a. C. hasta el 700 a. C., entrando ya en la historia, pues se cuenta con registros escritos, ciudades, primeras formas de estado, etc.

A su vez la Prehistoria se divide en dos grandes etapas: el Paleolítico y el Neolítico. Estas etapas se reflejan en sus instrumentos líticos: en el Paleolítico el hombre emplea la talla y en el Neolítico pulimenta las piedras de las que se vale como útiles. Existe además un período intermedio conocido como Epipaleolítico o Mesolítico.

 En el Paleolítico el hombre vivía una existencia nómada con una economía depredadora sustentada en la caza, la pesca y la recolección. Se trata de un período de enorme amplitud (2.600 000 – 9 000 a. de C.), del que sólo se estudia la última fase, denominada Paleolítico Superior, en la que se desarrolla la actividad artística. La cronología del Paleolítico superior se prolonga del 35.000 al 9.000 a. C.

La fase intermedia entre el Paleolítico y el Neolítico es conocida como Epipaleolítico o Mesolítico según el modo de vida de las comunidades humanas que se estudien, Así se considera que pertenecen al Epipaleolítico las tribus que continúan con el nomadismo y otras actividades de vida propias del Paleolítico, bien que diversificándolas y en el Mesolítico las comunidades que se sedentarizan e inician la agricultura y la domesticación de animales.

La duración de esta fase intermedia se reduce al 9.000 – 8.000 en el llamado Creciente Fértil, en Oriente Próximo, y a períodos muchos más amplio en otras partes del mundo, dependiendo de la difusión de las innovaciones y formas de vida propias del Neolítico. De hecho aún en nuestros días persisten tribus que siguen subsistiendo de la caza y la recolección.

 El Neolítico viene marcado por la llamada «revolución neolítica» en el que la economía depredadora se sustituye por la economía productora. En diversos lugares de la tierra (y con diferentes cronologías) se desarrollan la agricultura y la ganadería, aparece la cerámica y surgen los primeros asentamientos estables.

El Neolítico comienza en el llamado Creciente Fértil, en Oriente Próximo en el 8.000 a. C., bien que el 6.000 a. C. se acepta comúnmente como fecha de inicio, pues en este momento se difunde por el resto del Mundo Antiguo. En Oriente Próximo su final se fecha en torno al 4.000 a. C., y, lógicamente en fechas más tardías en el resto de territorios del Viejo Mundo.

La Edad de los Metales equivale a la Protohistoria, como ya se ha señalado. Es una etapa en la que surge la metalurgia y aparecen una serie de innovaciones tecnológicas (la rueda, el arado, la vela…). Los asentamientos se amurallan y se transforman en ciudades; además la sociedad se hace más compleja surgiendo la estratificación social y la especialización del trabajo. Estos cambios repercuten en la actividad económica, permitiendo la producción, acumulación y comercio de excedentes. En este momento se establecen rutas de intercambio de bienes, algunas de ellas de larga distancia.

La Edad de los Metales comienza entre el 4.000 – 3.000 extendiéndose hasta el 1.000 – 700 a. C. Según el metal o la aleación que predomine en la fabricación de útiles, se han señalado las siguientes subdivisiones:

-        Edad del Cobre (Calcolítico) en torno al III milenio a. C.
-        Edad del Bronce (II milenio a. C.). El bronce es la aleación del cobre y el estaño.
-        Edad del Hierro (I milenio a. C.)

Hay que señalar que algunas de las civilizaciones como Sumer, Acad y Babilonia en Mesopotamia, el Imperio Antiguo egipcio, la Creta minoica o Micenas se desarrollan en la Edad del Bronce. Se debe insistir en que el tránsito entre Prehistoria, Protohistoria e Historia fue gradual y con importantes diferencias entre algunas regiones y otras.


1.     Pintura rupestre: las pinturas de las cuevas franco-cantábricas y la pintura de los abrigos levantinos.

El término «pintura rupestre» designa a las manifestaciones pictóricas realizadas en la Prehistoria en las paredes de las cuevas, tanto en los abrigos (exterior de las grutas y oquedades poco profundas) como en las cavidades interiores.

En Europa se encuentran dos manifestaciones o escuelas de pintura rupestre prehistórica: la franco-cantábrica y la levantina. Se trata de estilos muy distintos entre sí, desarrollados en épocas y territorios distintos y sin ninguna conexión entre ambos.

La pintura de las cuevas franco-cantábricas.

Los principales testimonios de este arte se encuentran en la cornisa cantábrica y en el suroeste de Francia. Las cuevas más conocidas son las españolas de Altamira y Puente Viesgo (Cantabria), Tito Bustillo y Peña de Candamo (Asturias) y las francesas de Lascaux (Dordoña) y Les Trois-Fréres (Pirineos).

Estas pinturas se datan en la última fase del Paleolítico, entre el año 35.000 a.C. y el 8.500 a. C., denominada Paleolítico Superior y que se desarrolló en el marco de la última glaciación, la de Würm.
En esta etapa, el Homo sapiens, se impuso sobre el hombre de Neanderthal y el resto de especies de homínidos que aún perduraban. Como en el resto del período Paleolítico, sus herramientas estaban realizadas en piedra y en hueso mediante la técnica de la percusión, bien que los útiles del Paleolítico Superior destacan por su variedad y perfección técnica.

La humanidad prehistórica vivía de una economía depredadora sustentada en la caza, la pesca y la recolección. Se organizaba en tribus y carecía de toda diferenciación social. Estos grupos llevan una existencia errante siguiendo las migraciones de los animales, maduración de los frutos y otros ciclos de ritmo estacional. Los enterramientos revelan la creencia en un mundo de ultratumba. Posiblemente mantuvieran una concepción animista del mundo (creencia en que todos los seres y objetos de la naturaleza poseen alma) como ocurre en los pueblos primitivos actuales.

 El artista debió ser un cazador más, con buenas dotes de observación y especialmente dotado para la pintura, o tal vez el arte entraba dentro de las atribuciones de chamán, el hechicero de la tribu. En cualquier caso estas manifestaciones debieron ser muy importantes para estas sociedades, pues se realizaron en condiciones muy difíciles y empleando recursos de los que no se encontraban muy sobrados.

Como queda dicho estas pinturas se realizaron en las cuevas, casi siempre en el interior y en muchas ocasiones en lugares de difícil acceso. Para trazarlas y para contemplarlas se necesita luz artificial y en algunos casos el artista tuvo que valerse de una especie de escaleras o andamios.

Para obtener los pigmentos se servían fundamentalmente de pigmentos minerales, como el óxido del hierro o el grafito. Estos colores podían ser aplicados en seco, disueltos en agua o bien aglutinados con resina o grasa animal. Con estas sustancias conseguían una pintura polícroma, bien que la gama de colores se reduce al negro, el rojo, el ocre y el amarillo.

Como instrumento utilizaban sus propios dedos o rudimentarios pinceles; a veces aplicaban la pintura con un tampón impregnado de color, método que se denomina tamponado. Otro procedimiento conocido como impronta, se basa en la imposición de una plantilla, por ejemplo una mano, sobre la roca, lo que permite reproducir su silueta, bien en positivo o en negativo. También empleaban la misma boca, o tubos realizados con cañas o huesos para soplar y proyectar los pigmentos, a manera de aerógrafo. En ocasiones contorneaban la figura con un buril.

En cuanto a la temática, los historiadores se distinguen los siguientes tipos de representaciones:

-        Zoomorfos o animales: es, con diferencia, el tema más representado. Se trata de representaciones naturalistas.

-        Antropomorfos o figuras humanas: Las figuras humanas resultan escasas y aparecen realizadas de forma esquemática. Sorprenden las figuras híbridas con rasgos animales y humanos. Estas figuras han sido clasificados bien como dioses o seres míticos o bien como hombres disfrazados de animales (hechiceros, bailarines o cazadores enmascarados).

Dentro de las representaciones antropomorfas destacan las figuraciones de manos, reproducidas bien en negativo (soplando con un tubo de color con la mano extendida en la roca), bien en positivo (apoyando la mano en la pared impregnada de pintura).

-        Ideomorfos o signos: Son representaciones abstractas que se interpretan como símbolos o ideogramas.

Frente a la abstracción de los motivos ideomorfos y el esquematismo de la representación de los seres humanos, sorprende el realismo, la impresión de volumen y la sensación de movimiento de los animales. El artista aprovecha las protuberancias de las rocas para insinuar el volumen, o bien sugiere el bulto mediante las gradaciones de color.

Las figuras se presentan generalmente de perfil absoluto. A veces se emplea la denominada perspectiva torcida (cuernos y patas vistos de frente y la silueta de perfil). No se plasman escenas o composiciones, sino que cada figura se distribuye libremente por el espacio, cada una a una escala distinta. El tamaño es muy variable, pero predomina el grande (en ocasiones más de un metro de diámetro).

Las pinturas rupestres más tardías abandonan el estilo naturalista en pos de un mayor esquematismo y abstracción. Con todo, esta última fase desaparece sin continuidad, al igual que la cultura que la creó, a finales del Paleolítico Superior. Posiblemente el término de la glaciación de Würm sea la responsables de este abrupto final.

El significado de estas pinturas resulta todavía incierta. Las interpretaciones más conocidas son las siguientes:

-        La de magia simpática: la representación de un animal propiciaba su fecundidad o el éxito en su captura.

-        La de la dualidad de sexos: algunos investigadores buscan pautas en la disposición de los animales y creen encontrar un simbolismo binario en el que los équidos y los bóvidos, conformarían, respectivamente, lo masculino y lo femenino.

La pintura de los abrigos levantinos.

Es el segundo de los estilos o ciclos artísticos que caracterizan a la Prehistoria Europea. Su denominación hace referencia al territorio por el que se extiende, ya que la mayoría de los yacimientos se concentran en el este de la Península Ibérica. Se desarrolló en el período denominado Mesolítico, que marca la transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Su cronología se establece entre el 9.000 y el 6.000 a C., aunque la datación de estas pinturas es un asunto muy controvertido. De hecho, algunos investigadores creen que este arte se produjo ya en el Neolítico, o al que menos se prolongó hasta esta etapa.

En el Mesolítico, los grupos humanos comienzan un proceso de sedentarización estacional basado en la recolección de frutos, vegetales y moluscos marinos, la caza se reduce a las aves y pequeños mamíferos (caza menor), pues la megafauna del paleolítico ha desaparecido. Las herramientas continúan el proceso de especialización iniciado en el Paleolítico Superior y presentan como rasgo distintivo su reducido tamaño (microlitos).

Lo poco que se sabe sobre su organización social lo conocemos gracias a las pinturas. En ella se representa una sociedad con cierto nivel de organización, en la que se distinguen guerreros, jefes, sacerdotes y sacerdotisas. Aunque los hombres ocupan el papel principal, se comprueba que las mujeres desempeñan un puesto relevante en la estructura de estas comunidades.

Se considera que la religión de estas comunidades se centraba en la adoración de las fuerzas de la naturaleza, sobre todos las que garantizan la fecundidad. Estas creencias justificarían la importancia dada a la ejecución de rituales, como la danza.

Las pinturas levantinas se realizan en abrigos, oquedades naturales de escasa profundidad, emplazadas en barrancos y áreas rocosas. El artista, pues, trabaja con iluminación natural. Realiza su labor con pinceles o plumas y emplea pigmentos minerales. Los únicos colores que utiliza son el negro, el rojo, y muy raramente, el blanco. Las figuras son monocromas y al aplicarse los colores de forma plana, no se indica el volumen.

El artista traza figuras pequeñas que participan en composiciones muy animadas, aunque falta la perspectiva o la indicación del paisaje. Predominan las figuras humanas ejecutadas de una forma esquemática y desproporcionada, pero dotadas de cierta expresividad, y sobre todo, de sentido del movimiento. Con un carácter narrativo se plasman cacerías, escenas agrícolas, combates (o más bien escenificaciones de combates) y rituales que parecen ser danzas.

En comparación, los animales ocupan un papel secundario. Aparecen en posiciones más estáticas, de perfil generalmente, aunque a veces se recurre a veces a la perspectiva torcida. En general, sus figuras presentan un mayor naturalismo que las humanas.

El ocaso de esta pintura se solapa con el surgimiento de la llamada pintura esquemática (con la que ya se inicia el Neolítico). Los especialistas creen que no existen vínculos entre ellas y que el arte levantino y la cultura que lo sustentaba, desaparecieron en los cambios que provocaron el tránsito del Mesolítico al Neolítico.

Respecto a la interpretación de estas pinturas se cree que tendrían un sentido mágico o religioso, y en cierta manera, conmemorativo. Las escenas serían una especie de exvotos, esto es una ofrenda o recordatorio de un favor de los dioses o de un hecho relevante para la tribu.

 Las obras más celebres del arte levantino son la cacería de ciervos por arqueros del abrigo de los Caballos en el barranco de La Valltorta (Castellón), las escenas de danza de El Cogul (Lérida) y la escena de recolección de miel de La Araña, (Valencia).

  
1.     Megalitismo: la arquitectura megalítica de la fachada atlántica y la arquitectura ciclópea de las Islas Baleares.

Las primeras manifestaciones arquitectónicas en el continente europeo se construyen a finales del hacia el 5000 a. C., en el último tramo del Neolítico. En el tiempo que resta de este período y a lo largo de la Edad de los Metales van a desarrollarse dos culturas completamente distintas, cuyo único rasgo en común es el empleo de piedras de gran tamaño y toscamente talladas. Estas manifestaciones artísticas son la arquitectura megalítica, localizado en la fachada atlántica europea y la Arquitectura Ciclópea, que se desenvuelve en varias islas del Mediterráneo, entre ellas las Baleares.

Las sociedades que erigen estos primeros monumentos viven en asentamientos permanentes y conocen ya la agricultura, la ganadería y la cerámica. Lentamente van incorporando a su forma de vida los avances de la metalurgia y una serie de innovaciones tecnológicas como la rueda o la vela. Estos cambios repercuten en la actividad económica, permitiendo la producción, acumulación y comercio de excedentes. En este momento se establecen rutas de intercambio de bienes, algunas de ellas de larga distancia y que influirán decisivamente, tanto en la difusión de las dos culturas megalíticas.

Estas transformaciones también repercuten en la organización de las comunidades humanas, que se vuelve más compleja: surge la estratificación social y la especialización del trabajo. La lucha por el control de los recursos provoca que la guerra aparezca y acabe por formar parte de la existencia de las culturas de la época. Significativamente, los poblados se amurallan en esta época.

Con todo, las sociedades que edifican los monumentos se encuentran a medio camino en esta evolución y se supone que fueron más o menos igualitarias; esto es, que aunque contasen con jefes y sacerdotes, aún conservaban la propiedad comunal de los bienes. La religión que practicaban concedía gran importancia al culto a los muertos. Parece ser que también se adoraba al sol, y tal vez, a otros astros.

La magnitud de estas obras de esta primera arquitectura, desde luego, implican una religión desarrollada y una estructura social compleja, ya que exige trabajo coordinado y una autoridad que regule la vida colectiva. Las personas que participaban en la construcción en estos monumentos eran hombres libres, que trabajaban voluntariamente. Como queda dicho, en estos monumentos se emplean piedras de enorme tamaño y apenas desbastadas. Para transportar los enormes bloques, los constructores usaban la tracción animal y rodillos o, según una teoría reciente, rieles y bolas de rodamiento. Para colocarlas en los emplazamientos recurrían a rampas, palancas y primitivas grúas.

La arquitectura megalítica de la fachada atlántica.

Se considera megalitismo al fenómeno cultural focalizado en la Europa atlántica, iniciado en los finales del Neolítico y que perdura hasta bien entrada la Edad del Bronce. Su cronología aproximada se extendería entre el 5.000 a. C. y el 1.500 a. C. Se localiza, fundamentalmente, en el litoral atlántico europeo, desde Escandinavia hasta el sur de la Península Ibérica, incluyendo Gran Bretaña e Irlanda. Su dispersión geográfica y su amplísimo desarrollo temporal señalan que estas obras fueron erigidas por pueblos diversos que mantendrían contactos comerciales entre sí, sin que se pueda hablar de una raza, civilización o espiritualidad que unifique este fenómeno.

La arquitectura megalítica presenta varias tipologías:

-        El Menhir es el más sencillo de los megalitos, ya que es una simple pieza pétrea hincada verticalmente en el suelo. Su función está sujeta a múltiples interpretaciones. La más aceptada es que servían para marcar un territorio o señalar un acontecimiento como el escenario de una batalla. También se relacionan con el culto a la fertilidad o con creencias en la vida de ultratumba. De hecho algunos sirvieron para señalar una tumba. Destaca el menhir de Locmariaquer (Bretaña), hoy derribado que alcanzó los 20,6 metros. En algunas ocasiones los menhires no se erigen aislados, sino formando alineamiento o hileras de menhires seguidos (Alineamiento de Carnac, Bretaña, Francia).

-        El Dolmen presenta una fórmula más elaborada y compleja. Es una tumba colectiva compuesta por grandes losas hincadas en la tierra en posición vertical (conocidas como «ortostastos») sobre las que se apoya otra gran piedra colocada de forma horizontal, a manera de dintel. El conjunto cobija una cámara funeraria, que se recubre con tierra, formando una colina artificial o túmulo. Los entierros eran colectivos, por inhumación. En algunos casos se ha conservado el ajuar funerario, muy valioso para los investigadores, aunque no encierre grandes riquezas.

Existen varios tipos de dólmenes:

o   Dolmen simple: aquel cuya construcción se reduce a la -cámara funeraria. Un ejemplo es el dolmen de La Dehesa, enclavado en el municipio sevillano de Almadén de la Plata.

o   Dolmen de corredor: Consta de un pasillo de acceso y de una cámara (o varias) de forma más o menos circular. El corredor puede estar realizado con aparejo de mampostería en seco y un techo de losas de piedra en grandes piedras o bien mediante una estructura conocida como trilito (una piedra en horizontal a manera de dintel y dos en vertical, ortostatos, como postes). La cámara se cubre con losas o con la llamada «falsa cúpula», realizada por aproximación de hileras de piedras de medianas o pequeñas dimensiones. Los arqueólogos denominan «tholos» (plural «tholoi») a estas estancias subterráneas coronadas por una cúpula de hiladas más o menos cónica. El dolmen de corredor más conocido es la Cueva del Romeral de Antequera (Málaga).

o   Dolmen de galería: El corredor no se diferencia de la cámara. Los trilitos cuentan, a veces, con un soporte extra, colocado bajo la piedra horizontal, con el fin de sostener las pesadas cubiertas. Esta pieza se considera el prototipo de los pilares y las columnas. Ejemplos de esta tipología son la Cueva de Menga y la de Viera, ambas en Antequera (Málaga).

-        El Crómlech es un monumento formado por menhires clavados en el suelo y que adoptan una forma circular o elíptica, cercando un terreno. A veces forma varios recintos (Avebury, Gran Bretaña).

El más célebre es Stonehenge (Gran Bretaña) formado por cuatro círculos concéntricos y alternados de trilitos y menhires. El monumento se completa con fosos y una avenida. Se cree que su uso fue funerario, aunque también pudieron servir de templo o escenario para rituales, relacionados con algún culto solar o astronómico.

La arquitectura ciclópea de las Islas Baleares

La arquitectura ciclópea comprende las construcciones que presentan unos muros que los antiguos griegos suponían ejecutados por los cíclopes. El aparejo está compuesto por hiladas de piedras de enormes dimensiones, sin desbastar y colocadas sin emplear argamasa de ninguna clase. Caracterizan a las civilizaciones egeas (Creta, Micenas y Troya), algunas construcciones de Chipre y Sicilia, los templos megalíticos de Malta, los «sesi» de Pantelaria,  la cultura nurágica de Cerdeña, la cultura torreana de Córcega y la cultura talayótica de las Baleares, desarrolladas todas ellas en el ámbito mediterráneo y en la Edad de los Metales.

Evidentemente existieron vínculos entre todas ellas y entre cada una de estas culturas con el Megalitismo (al que a veces se superpusieron), pero la «arquitectura ciclópea» no designa a una civilización, sino a distintos pueblos que compartieron un espacio y una época y que desarrollaron tipologías y técnicas constructivas similares. Por lo demás la técnica de los muros ciclópeos fue empleada por los iberos y por otras civilizaciones que no guardan ninguna relación con las culturas que se han señalado.

La arquitectura ciclópea de las Islas Baleares más conocida como «la cultura talayótica» se desarrolló entre el año 1.100 a. C. y 100 a. C., abarcando el Bronce Final, la Edad del Hierro, el dominio cartaginés y el inicio del romano. Se extendió por las dos islas mayores del archipiélago, Mallorca y Menorca.

La cultura talayótica va a presentar tres tipologías de edificios:

-        Talayot: Construcción de planta cuadrada, circular u ovalada y forma de torre. El perfil puede ser tronco piramidal o tronco-cónico escalonado. Estas edificaciones desempeñaron una función defensiva, bien que también pudieron servir de almacén o depósito. Por su espectacularidad, destaca el talayot de Torelló (Menorca).

-        Taula: Construcción formada por dos grandes piedras de más de tres metros, una colocada horizontalmente sobre la otra, a manera de mesa o altar.  Se sitúan en el centro de un recinto en forma de herradura. Su uso como templo parece seguro; tal vez destinado a un culto solar o astronómico. Son exclusivas de la isla de Menorca, pues en Mallorca se encuentra el recinto en herradura, pero falta el elemento central. Una de las más célebres es la Taula de Talatí de Dalt, en las cercanías de Mahón (Menorca).

-        Naveta: Edificación que recibe su nombre por recordar a una embarcación invertida. Se caracteriza por una forma de pirámide truncada y por una planta de herradura alargada. En su interior se encuentra un corredor y una cámara, cobijados en sus gruesos muros. Los arqueólogos coinciden en su empleo para enterramientos colectivos, como osario. Son propias de la isla de Menorca. La mejor conservada es la Naveta del Tudons, próxima a Ciudadela (Menorca). 

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La obra que hemos escogido reproduce, de forma fragmentaria, uno de los célebres murales pintados por Charles Robert Knight para el American Museum of Natural History de Nueva York (Estado de Nueva York, Estados Unidos). La pintura se titula Artistas cromañones del Sur de Francia (Cromañón Artists of Southern France). A veces aparece la variante Artistas cromañones pintando en Font-de- Gaume (Cro-Magnon artists painting in Font-de-Gaume). Se cree que, con bastante libertad, Knight reprodujo las pinturas de la entrada de la cueva

La primera denominación se impone, pues el ilustrador se inspiró en entrada de la cueva de Font-de-Gaume, pero se tomó algunas licencias. Por esto se trata más bien de una escena genérica de la Prehistoria (allá por el 14.000 a. C.), más que la evocación de una cueva concreta. Señalemos que la gruta de Font-de-Gaume se emplaza en los acantilados del río Vézère, en las cercanías del municipio de Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil  (Departamento de Dordoña, Francia).

A no dudar, la visita del presidente del museo, Henry Fairfiel Osborn, a Font-de-Gaume, en 1912, decidió la realización de esta obra. El proceso creativo se extendió entre 1914, fecha de uno de los esbozos y 1920, año de su colocación en el Hall de la Edad del Hombre del museo. Fue restaurada en 1994 y parece ser que continúa expuesta en el mencionado museo, aunque desconocemos la ubicación actual.

La imagen procede de la página siguiente:




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