El pasado
día siete de mayo se publicaron en la página del Distrito Único Andaluz la Estructura
de la PEvAU adaptada a la situación académica producida por el Covid-19. No se trata de un documento, sino de una
relación de las distintas materias que componen la PEvAU de las que se muestra
la estructura del examen y un ejemplo del mismo, como se puede comprobar en el
siguiente enlace:
Dedicamos esta
entrada a la interpretación y comentario de las pruebas de Geografía, Historia
e Historia del Arte. Por reiterativo que pueda parecer, creemos que el mejor
método expositivo consiste en recordar, materia por materia, como era la prueba
en el pasado curso (y se esperaba que iba a ser en este) para relatar después
las modificaciones que ha sufrido.
Con estos cambios
en el modelo de examen lo que se persigue es hacerlos más sencillos para
compensar el hecho de que los estudiantes habrán tenido que pasar todo o buena
parte de la recta final del curso en confinamiento, y con condiciones muy
desiguales de acceso a la docencia online.
El proceso de
adaptación queda resumido así: En ediciones anteriores, en un examen estándar,
los alumnos habrían tenido que elegir entre la opción «A» y la opción «B», con apartados
de diverso tipo correspondientes cada una de ellos a otros varios bloques
temáticos. Este año, en cambio, el examen solo tendrá una opción y el estudiante
podrá escoger de sus apartados lo que considere más oportuno. Con ello se
pretende que un alumno, sabiéndose solo la mitad del temario, pueda salir
airoso del examen o incluso obtener la máxima calificación.
Antes de un análisis
y comentario pormenorizado por materias, conviene indicar que estas
informaciones tienen exclusivamente carácter ilustrativo, y que no originarán
derechos ni expectativas de derechos. Sobre la información que estas
estructuras y ejemplos aportan hemos añadido algunas previsiones, pero son eso,
previsiones, no certezas. En palabras de Michael Chichton «No podemos evaluar
el futuro, ni podemos predecirlo. Estos son eufemismos. Solo podemos hacer
suposiciones. Una suposición bien fundada sigue siendo solo una suposición.»
Añadimos también que
esta entrada no se puede considerar como definitiva, pues podría modificarse si
aparecieran nuevas informaciones sobre el asunto en cuestión. De hecho, hemos
tenido que introducir algunas enmiendas.
GEOGRAFÍA
Respecto a la estructura de la prueba el
modelo aprobado en el 2017 introducía leves cambios en un diseño antediluviano que
se remonta a antes de ese 2001 en el que la Junta comenzó a recopilar exámenes.
El examen
constaba de tres partes:
- Seis conceptos
básicos para su definición de los cuales dos tienen el carácter de pregunta
semiabierta. Esta sección se puntuaba hasta
tres puntos, medio punto por cada concepto.
- Análisis y
comentario de mapas, gráficos, cuadros estadísticos o textos, mediante la respuesta
a tres preguntas. Este es el llamado Ejercicio Práctico. Era la sección
principal, pues se valoraba hasta cuatro puntos.
- Desarrollo de un
tema propuesto. Esta sección podía alcanzar hasta tres puntos en la valoración.
Como las demás asignaturas, la prueba presentaba dos opciones (A y B), de
las cuales únicamente el alumno podía desarrollar una, no pudiendo mezclar, en
ningún caso, preguntas de ambas opciones.
Desde sus inicios, se mantuvo el hábito de alternar la geografía física
con la geografía humana (humana y económica realmente), de tal forma que si en
una opción figuraba un ejercicio práctico de Geografía Física, el tema versará
sobre la Geografía Humana. Y viceversa: si el ejercicio práctico se escogía del
repertorio de geografía humana, el tema desarrollará un apartado de geografía
física.
Los conceptos se repartían por igual entre la Geografía Física y la
Humana, independientemente de lo que decida para las otras dos partes.
A partir del curso 2018-2019 el mapa o gráfico pasó a reproducirse a
gran tamaño ocupando todo el reverso del examen. De esta forma las dos opciones
ocupan dos folios independientes, extendiéndose cada una por las dos caras del
documento.
Para las pruebas de 2020, esta estructura se mantiene -estamos
hablado de un modelo de examen imperecedero- con escasos, pero trascendentales
cambios: el examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger las
preguntas o temas que considere más oportuno. Lamentablemente, y como el
ejemplo de examen demuestra, se prescinde de la división de contenidos entre
las dos opciones.
El examen
remodelado consta ahora de cuatro partes, pues la sección de vocabulario se
divide ahora entre los conceptos por definición y conceptos por referencia.
-
Glosario
(significados geográficos): Ocho (y no seis) conceptos básicos para su definición
de los cuales dos, de los que el alumno debe responder, a su elección,
solamente cuatro. Esta sección se puntúa
hasta dos puntos, medio punto por cada concepto.
-
Glosario
(significados de expresiones): En vez de dos, cuatro conceptos por referencias
de los que el alumno debe responder, a su elección, solamente dos. Esta sección se puntúa hasta un punto, medio
punto por cada concepto.
-
Ejercicio de
desarrollo. En este apartado se plantean dos ejercicios de análisis y
comentario de mapas, gráficos, cuadros estadísticos o textos, mediante la
respuesta a tres preguntas, de los cuales el alumno escogerá y desarrollará uno.
Sigue siendo la sección principal, pues se valora hasta cuatro puntos.
- Desarrollo de
temas. Se proponen dos temas de los que el alumno escogerá y desarrollará uno.
Esta sección puede alcanzar hasta tres puntos en la valoración.
El apartado de los temas ocupa una hoja aparte
y el los dos mapas o gráficos reproducidos otra más. De tal forma que la prueba
se extenderá a lo largo de tres carillas de folio. Los mapas o gráficos se
reparten el espacio de uno de ellos.
En el modelo de examen que se añade como
ejemplo los llamados ejercicios de desarrollo proceden de la parte de geografía
física y los dos temas de la parte de humana y económica. No se respeta por
tanto la división antigua en opciones.
Es más. Se establece que el Bloque C
(Ejercicios de desarrollo) y el Bloque D (Desarrollo de temas) se distribuirán
respectivamente entre contenidos de Geografía Física (temas 2 a 5) y de
Geografía Humana (temas 6-8 y temas 9-12), como en el caso del examen publicado
o, al contrario, Bloque C de Geografía Humana y Bloque D de Geografía Física. Esto
es, que el examen presentará o bien dos ejercicios de desarrollo de Geografía Física
y dos temas de Geografía Humana, o bien dos ejercicios de desarrollo de Geografía
Humana y dos temas de Física, pero que en ningún caso alternarán en un mismo
examen un ejercicio de Física y un tema de Humana o viceversa.
Obviamente este modelo de examen no sólo no
beneficia al alumno sino que lo perjudica. Nuestros escolares consiguen una
pequeña ventaja en el vocabulario, pero las otras dos partes siguen iguales que
en cursos anteriores con la diferencia de que es la ponencia la que decide sus
contenidos con entera libertad.
Ante
la imposibilidad de prepararse el 75% del temario e idéntico porcentaje de
ejercicios
prácticos, el alumno tendrá que realizar una selección de contenidos
que incluya cuando menos siete temas. Si repasa los contenidos de una de las
antiguas opciones podrá aprobar sin mucha dificultad, pero en el caso de que
busque conseguir una buena nota, sus posibilidades de conseguirla disminuyen de
forma drástica.
Entre las propuestas que se barajaban para
este examen, y que hemos comentado en una entrada anterior, se planteaban no
dos, sino cuatro temas para la elección del alumno. En el examen de Historia de
España se ha seguido esta orientación, pero no ha sido el caso de la prueba de
Geografía, cuya futuro se contempla ahora plagada de incertidumbres.
HISTORIA DE ESPAÑA
Respecto
a la estructura de la prueba, el modelo aprobado en el 2017 consistía en
desarrollar un tema y responder a tres cuestiones. Cada cuestión tenía dos
apartados: una pregunta corta (se responde con una o dos palabras) y otra de
mediana extensión (su respuesta ocuparía entre cinco y diez líneas). Por tanto,
más que tres cuestiones, habría más bien tres pares de cuestiones, o seis
preguntas, según como se quiera contarlas.
Cada pregunta «a»
se relacionaba necesariamente con la pregunta «b» que le sigue. Esto es, ambas
se referirían a un mismo reinado, dinastía, época o proceso histórico…
La prueba se
valoraba de 0 a 10 puntos, reservándose el tema que se plantea entre 0 y 5’5
puntos, y cada una de las cuestiones, con sus correspondientes apartados, entre
0 y 1’5 puntos (Medio punto cada pregunta corta y un punto la de mediana
extensión). Por tanto el valor total de las preguntas llegaba al 4’5 como
máximo.
La prueba constaba de dos opciones que son
idénticas en su estructura. El alumno elegía una de ellas, desarrollaba el tema
y respondía a las cuestiones que se le planteaban
La opción «A» desarrollaba el siglo XIX,
escogiéndose seis temas de esa centuria. Las preguntas se escogían de las
unidades de Edad Media, Edad Moderna (Reyes Católicos y dinastía de los
Austrias) y la Dictadura de Primo de Rivera.
La opción «B» se consagraba al siglo XX,
escogiéndose los temas de esa centuria. Las preguntas se escogían de las
unidades de Edad Moderna (La dinastía borbónica en el siglo XIX) y de las del
siglo XIX.
Para las pruebas de 2020, esta estructura se mantiene con
escasos, pero trascendentales cambios: el examen solo tendrá una opción y el estudiante
podrá escoger las preguntas o temas que considere más oportuno. Aunque no se
mencione expresamente, tal y como se comprueba en el modelo de examen se siguen
manteniendo la división de contenidos entre las dos opciones, de tal forma que
el alumno podrá seguir preparándose el temario de acuerdo con esa división.
En el examen se plantearán no dos, sino cuatro temas, de
los que se deberá responder uno, a la elección de alumno. Según se observa en
el ejemplo se han escogido dos temas de siglo XIX y dos temas del siglo XX.
Respecto a las preguntas, se plantean tres pares de
preguntas, de las que se deberá responder tres, a la elección de alumno. Según
se observa en el ejemplo se han escogido tres parejas de cuestiones de siglo
XIX y otras tres del siglo XX. Como están dispuestas en orden cronológico, la
tercera correspondiente a la extinta opción «A» (sobre Primo de
Rivera) está situada en el último lugar.
Se mantiene la estructura
de pregunta corta seguida de pregunta larga. No se especifica cómo se reparte
el punto y medio con el que se valora, pero suponemos que la primera se
estimará en el medio punto y la segunda con un punto, como se realizaba
anteriormente.
Es de esperar que,
como en cursos anteriores, dos preguntas se escojan del repertorio de exámenes
anteriores, otras dos también tendrán esta procedencia pero se les modificará
el enunciado y otras dos resultarán enteramente nuevas. En el caso de la desaparecida opción «A»
tanto las cuestiones modificadas como las nuevas provendrían de la Edad Media o
de la Edad Moderna (Reyes Católicos y Austrias).
Las preguntas
modificadas y nuevas se repartirán (o mejor dicho si se recurre a ellas deberán
repartirse) entre las dos opciones, aunque estas ya no existan propiamente.
Esta disposición
facilita enormemente la preparación de la asignatura:
En primer lugar,
el alumno no necesitará prepararse los seis temas de cada opción, pues se
ofrecen dos para elegir. Dentro de la más estricta prudencia, podrá eliminar un
tema de la tanda que necesita estudiar.
En segundo lugar, el
alumno que se haya preparado la antigua opción «A» podrá responder, sin mucho
problema dos de la tres preguntas de la extinta opción «B» (las del siglo XIX).
La restante (la de los Borbones del siglo XVIII) ofrece pocas variaciones un
año tras otro y no ofrece mucha dificultad.
Por tanto, bien
porque le resulten difíciles las cuestiones modificadas o nuevas de su opción o
porque, sencillamente, le resulten más sencillas el repertorio de la parte
contraria, con esta nueva disposición dispone no sólo de más posibilidades de
superar la prueba (y con nota si desea) sino que su preparación va a resultar
menos ardua que en años anteriores.
Los alumnos que se
hayan ido preparando la antigua opción «B» reducen en las preguntas su ventaja
a poder aprovechar la pregunta sobre la Dictadura de Primo de Rivera.
En el temario, en
cambio, y si se interpreta la descripción de la estructura al pie de la letra,
para la
antigua opción «B»,
uno de los temas habría de ser escogido de la siguiente terna:
-La dictadura de Primo de Rivera y la caída de la
monarquía (1923-1931).
-La Segunda República (1931-1936).
-La Guerra civil (1936-1939)
Y su compañero de
la siguiente:
-La creación del Estado Franquista. Fundamentos
ideológicos y apoyos sociales
- La transición democrática (1975-1978).
- Los gobiernos democráticos (1979-2015).
Esta observación debe
ser tenida en cuenta con suma prudencia, pues para aplicarse, la Ponencia tendría
serias dificultades para poder componer los exámenes. Además el alumno debe ir
preparado para poder optar con la mayor libertad posible. Nuestra recomendación
es que, en el peor de los casos, se presente a la prueba con, al menos, cuatro
temas bien estudiados.
Post Scriptum:
A las aclaraciones sobre este examen publicadas por la Ponencia les hemos dedicado la siguiente entrada:
HISTORIA DEL ARTE
Respecto a la estructura de la prueba, el
modelo aprobado en el 2017 consistía en un examen con dos opciones («A» y «B»).
Cada opción constaba de dos preguntas abiertas y dos semiabiertas, estas
últimas con cuatro cuestiones cada una. Cada pregunta abierta se calificaba con
un máximo de tres puntos y cada pregunta semiabierta con un máximo de dos
puntos, a razón de medio punto por cada una de las cuestiones planteadas.
En las llamadas
preguntas abiertas se pedía al alumno que desarrollara un apartado de un tema;
era pues una pregunta teórica. En las semiabiertas tenía que responder a cuatro
cuestiones sobre la imagen de una obra de arte que se adjuntaba. Se trataba,
por tanto, de una pregunta práctica, heredera del antiguo comentario, aunque en
esta versión el alumno debía ser mucho más escueto, pues las respuestas se
reducían a una palabra o a cuatro o cinco a lo sumo. Por tanto, el alumno escogía
la opción que más le convenía y después estaba obligado a desarrollar dos
preguntas de temas y dos tandas de cuatro preguntas cortas cada una sobre las
dos imágenes de obras de arte que se reproducían.
Cada opción acotaba
una parte del temario, de tal forma que las preguntas teóricas y las prácticas
se correspondían con el sector escogido. Así, la opción «A» comprendía el arte
griego, el romano, el paleocristiano-bizantino, el hispano-musulmán, el
románico, el gótico, el renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico y
Goya. Por su parte, la opción «B» englobaba el románico, el gótico, el
renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico, Goya, el arte del siglo XIX
(Romanticismo, historicismo, impresionismo y postimpresionismo), el arte de la
primera mitad del siglo XX y el arte de la segunda mitad del siglo XX.
Para las pruebas de 2020, la estructura de cuatro
preguntas teóricas y cuatro imágenes con cuestionario se mantiene, pero el
examen solo tendrá una opción y el estudiante podrá escoger las preguntas de
desarrollo y las preguntas de cuestiones que considere más oportuno, siempre
que redacte dos de las primeras y dos de la segunda. Según se observa en el
examen de ejemplo la división de contenidos entre las dos opciones ha
desaparecido por completo.
Se ha conservado la antigua maquetación que divide el
examen en cuatro viñetas, colocando las preguntas de desarrollo debajo de la
imagen y de la pregunta de cuestiones. Como indican en el ejemplo (pero no en
la estructura) este diseño puede inducir a error, porque parece que si escoges
tal obra de arte tienes que desarrollar la pregunta teórica que figura en la
misma celda o viñeta.
Como se advierte en las instrucciones, la elección de las
dos preguntas de cuestiones (A, B, C o D) no están vinculadas a la elección de
las preguntas de desarrollo elegidas (1, 2, 3 o 4) y viceversa.
Esta disposición
facilita, una vez más, enormemente la preparación de la asignatura:
El alumno podrá
prepararse cualquiera de las dos mitades del temario (u opciones) e incluso
puede limitarse a la parte que comparten ambas alternativas (románico, el
gótico, el renacimiento-manierismo, el barroco, el neoclásico, Goya). Si bien,
esta se trata de una solución que nosotros no aconsejaríamos. En cualquier
caso, otorga mucha seguridad al alumno el disponer de más posibilidades en el
que caso de que no reconozca una imagen o se le complique alguna de las
preguntas teóricas.
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La ilustración procede de un anuncio de los Jeeps Willys publicado en la revista Look
en mayo de 1943. El artista es James
Sessions (que firma a la izquierda), quien se encargó de la publicidad de estos
vehículos con ilustraciones similares a las que reseñamos. El título del
anuncio, o más bien de la serie de anuncios es The Sun Never Sets On The Mighty “Jeep”.
Esta imagen
procede de la cuenta de flickr del canadiense Leifpeng / Leif Peng, si bien la
hemos modificado levemente. A continuación se incluyen enlaces hacia este álbum
y hacia la imagen en cuestión:
Propiedad de la imagen: Leifpeng / Leif Peng.
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